La energía solar está teniendo su momento de apogeo absoluto. El abaratamiento de las instalaciones de energía solar en los últimos años ha hecho que esta tecnología sea más accesible que nunca, dando lugar a un aumento exponencial en su utilización. Esta tecnología y otras que impulsan el mundo moderno depende en gran medida de la disponibilidad de materias primas, las cuales se hacen cada vez más escasas y por tanto se hace importante que los países planteen una estrategia de desarrollo considerando los requerimientos de materias primas críticas a la vez que innovan en soluciones que permitan extender la vida útil de los activos y recuperar los materiales valiosos, como es el caso de la energía solar fotovoltaica.
A finales de 2020, se había instalado en todo el mundo una cantidad estimada de 744,6 GW de capacidad de generación solar, y según un informe reciente de la Agencia Internacional de Energías Renovables, esa cifra podría alcanzar los 4.500 GW en 2050, unas seis veces más. Chile se ha destacado en los últimos años por una acelerada integración de la tecnología solar fotovoltaica la que actualmente corresponde al 53% de la potencia instalada en base a tecnologías ERNC en el país. A inicios del 2022 existen 4.3 GW de proyectos fotovoltaicos conectados al Sistema Nacional Eléctrico, cifra que al 2023 alcanzará casi los 8 GW de capacidad instalada considerando los proyectos que actualmente están en construcción, cifra que aumentará consistentemente en los próximos años.
Sin embargo, los paneles solares que generan esa energía no duraran para siempre. La vida útil estándar de la industria es de unos 25 a 30 años, lo que significa que algunos de los paneles instalados en los inicios de la tecnología, pronto tendrán que ser retirados.
Según el estudio, “Alternativas de tratamiento de módulos fotovoltaicos luego de su vida útil”, realizado por el Ministerio de Energía de Chile, se proyecta que a partir de los próximos años comenzarán a aparecer en el país los primeros módulos que alcanzan el fin de su vida útil, tanto módulos usados en plantas solares como los utilizados para Netbilling (autogeneración), observándose un peak de cerca de 4 millones de unidades al año 2031.
Generalmente la industria de módulos fotovoltaicos garantiza su rendimiento por un período de 25 años. A pesar de esto, según el mismo estudio, los módulos pueden seguir operando sin problemas al final de la garantía con un rendimiento superior al 80% Por lo tanto, de ser retirados de la planta de generación podrían reutilizarse en un mercado secundario y reducir la generación de residuos asociados a los módulos fotovoltaicos, a la vez que pueden, por ejemplo, aprovecharse para contribuir al desarrollo energético de las comunidades.
No obstante, en algún momento todos estos paneles llegarán al fin de su vida útil y deberán ser retirados, por lo tanto, se hace importante conocer los materiales que componen un panel solar, como lo son el cobre, plata, silicio, vidrio y aluminio, para medir el potencial que tienen de ser recuperados y valorizados en el mercado. Cabe mencionar que, el vidrio como el aluminio, al estar en estado puro en un panel solar, permiten alcanzar cerca de un 100% de su recuperabilidad.
Este inminente crecimiento de desechos de paneles fotovoltaicos presenta un nuevo desafío que debemos resolver a nivel ambiental, pero también nos presenta oportunidades sin precedentes para crear valor y buscar nuevas oportunidades de desarrollo local. Un informe realizado por IRENA (International Renewable Energy Agengy), destaca que el reciclaje o la reutilización de los paneles solares al final de su vida útil pueden desbloquear un stock de 78 millones de toneladas de materias primas y otros componentes valiosos a nivel mundial para el 2050 que, si se reinyectaran en la economía, el valor del material recuperado podría superar los 15 mil millones de USD.
Pero para que se puedan aprovechar estos beneficios, es necesario desarrollar una infraestructura adecuada, instalar nuevas capacidades locales y también una regulación que promueva una economía circular tan necesaria para acompañar la transición energética del país.
A nivel global, Según la Solar Energy Industries Association, la industria solar está creando programas para capacitar a las empresas comerciales que se dedican al reciclaje en comprender la materialidad de estos productos y cómo separarlos, pero indudablemente aún falta mucho camino por delante.
Particularmente en Chile, en 2020 se publicó la LEY de Responsabilidad Extendida del Productor (REP), que responsabiliza a fabricantes e importadores de seis productos prioritarios a recuperar un porcentaje de ellos una vez que cumplen su propósito en la cadena de valor. Dentro de estos productos se incluyen los paneles solares. Por tanto, las empresas se verán obligadas a innovar y colaborar para dar cumplimiento a esta nueva ley que se prevé genere miles de nuevos empleos en el país.
En línea con este desafío nacional, Enel Green Power Chile está actualmente colaborando en un proyecto de bien público desarrollado por El Ministerio de Energía, la Universidad de Antofagasta y otros destacados actores nacionales, que tiene como objetivo generar protocolos y estándares técnicos y económicos que permitan habilitar la industria de segunda vida de módulos fotovoltaicos, en aplicaciones de generación eléctrica y en la construcción.
Sin duda la tecnología solar está siendo pionera en transitar hacia un modelo realmente sostenible. Pero no debemos olvidar que en Chile quedan menos de 10 años para replantear una estrategia de economía circular que permita abordar este desafío de manera sostenible.
Referencias
[1] |
«Reporte ERNC – CNE 02/2022». |
[2] |
I.-D. y. R. Ministerio de Energía, «Estudio “Alternativas de tratamiento de módulos fotovoltaicos luego de su vida útil”,» 2020.. |
[3] |
RENA, «Gestión del fin de vida: Paneles Solares Fotovoltaicos.,» 2016. |